«Siempre me ha gustado la naturaleza, pero a veces la ajetreada vida de la ciudad nos deja poco tiempo para disfrutar de ella. Sin embargo, este verano, un interesante proyecto se cruzó en mi camino: ‘Get Out’. Diez días en Noruega con participantes de 5 nacionalidades diferentes y todos con maneras de entender la vida diversas, pero con dos objetivos en común: aprender y pasarlo bien.
¡Y vaya si los cumplimos! Este proyecto consistía en pasar 4 días ‘outdoors’, durmiendo en tiendas en el bosque y otros 3 días ‘indoors’. Aprendí a hacer fuego, a montar todo tipo de tiendas en donde sea, a disfrutar corriendo bajo la lluvia y a combatir mosquitos. Pero también lo que es la sostenibilidad, y cómo podemos aportar nuestro granito de arena para hacer de nuestro planeta un lugar mejor, colaborando como ciudadanos activos. ¡Menuda sorpresa al descubrir lo grande que es la huella que dejamos en el planeta!
Nos reímos hasta dolernos la barriga, conectamos con la naturaleza de una manera impresionante, inventamos canciones, luchamos contra el frío comiendo marshmallows en la hoguera, bailamos, nos bañamos en agua ‘fresquita’… ¡hasta construimos una sauna! Sin duda, un montón de momentos inolvidables, acompañada de personas tan diferentes y tan geniales que me recordaron día a día lo bonitas que son la diversidad y la multiculturalidad.
Definitivamente, ‘Get Out’ siempre tendrá un hueco en mi memoria y en mi corazón.»
Alba Arias Prado
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«Tras viajes en avión, tren y autobús, llegamos al parque nacional de Femundsmarka para ‘desconectar’ de la civilización durante una semana. Aprendimos a hacer una hoguera y cocinar en ella para más de 30 personas, a montar tiendas de campaña, a refugiarnos de la lluvia y, en resumen, a colaborar para sobrevivir en la naturaleza.
Era la primera vez que hacía algo parecido, ni siquiera había ido de cámping, pero gracias a la ayuda de participantes con más experiencia ahora me siento capaz de hacerlo sola. Aprendí también pequeñas estrategias que hacer mi día a día un poco más sostenible. Me sorprendió la cantidad de cosas que sabían sobre los otros participantes. De hecho, creía que lo más importante sería lo que aprendería sobre el tema del intercambio (sostenibilidad), pero de lo que más he aprendido ha sido de la convivencia durante ocho días con personas de otros países. La experiencia fue muy intensa (especialmente durante los días de acampada), y me ha ayudado a sentirme más ‘europea’, a dejar de percibir a personas de Rumanía, Dinamarca, Estonia y Noruega como ‘extranjeros’.
Era la primera vez que hacía un intercambio, pero me alegro mucho de haber salido de mi zona de comfort y haber probado la experiencia. De hecho, espero repetir, para aprender sobre otras temáticas, pero también para descubrir más lugares de Europa y a sus habitantes.»
Celia López
«Trabajar en grupo y crecer. El youth exchange fue un sin parar de aprender. Todos teníamos algo que añadir y enseñar a los otros: desde hacer una sauna casera hasta ser capaces de transformar un taco de madera en una cuchara. Fue desarrollarnos fuera de las tecnologías, ser capaces de resolver problemas con nuestro ingenio y nuestras manos al desnudo, darnos cuenta de que la tierra necesita más atención y cariño y que somos más que afortunados al poder presenciar un amanecer cada día.
Una vez que empiezas a participar en estos proyectos, tu cabeza no puede parar de pensar en cuál será el siguiente. Así que, ya que este ha terminado… ¡vayamos a por el siguiente!»
Clara García Abiétar