Hay acontecimientos que cortan tu vida en un “antes” y un “después”. Cambian de una manera radical si no el rumbo de tus días, el rumbo de tus pensamientos, tu visión del mundo. Fuimos veintiuna personas de ocho países que la mitad iban a verse por primera vez y pasar juntos una semana en un pueblecito perdido en Estonia. Y nos atrevemos a decir que para la mayoría de esos el intercambio cultural “PROJECTion: Boosting Competences of Youth Leaders” se ha convertido en uno de esos puntos clave que te convierten en algo distinto de lo que has sido hasta entonces.

Como casi todo lo mejor que pasa en nuestras vidas, la participación en el intercambio cultural en Estonia ha sido algo inesperado, no planificado y totalmente improvisado. Así, después de un año estudiando, estuvimos estresados, agotados y buscábamos una salida a la rutina cotidiana. Recuerdo aquel día que entramos en la web de Ticket2Europe  y no sé por qué motivo se me ocurrió mirar la página de los intercambios disponibles. Se buscaban tres personas de última hora para viajar en dos semanas a Estonia. Pensándolo ahora, vemos que este intercambio ha sido una especie de algo predestinado, porque sin pensárnoslo mucho el día siguiente ya teníamos los vuelos comprados y nuestra participación estaba confirmada y una de las más interesantes semanas en mi vida estaba aún por venir.

Así, aún sin saber por qué, el día siguiente a abrir nuestros regalos de reyes aterrizamos en Helsinki. Tras un par de noches visitando la ciudad de cuento de navidad, cogimos un ferry descomunal a la capital de Estonia! Ya todos juntos, nos pusimos en camino a la casita más bonita en medio de un bosque encantado donde viviríamos una apasionante semana. Primeros contactos, preguntas, intentos de conocerse: es curioso estar una semana de viaje con las personas que deberían ser, según lo habitual para un viaje, tus amigos, pero no lo son. Por eso las primeras horas intentas hacer muchas preguntas para conocer mejor a tus compañeros con el fin de rellenar esos vacíos de información.

Entramos en Viljandi en una oscuridad absoluta, agotados de tantas horas de viaje. Y allí empezó lo bonito. Allí nos esperaba la cena y los que ya habían llegado de otros grupos. De nuestras experiencias anteriores de intercambios tenemos la impresión de que conocer a un grupo de gente significa siempre durante los primeros momentos pasar por una serie de preguntas típicas: “¿Cómo te llamas? ¿De dónde eres? ¿Qué estudias?” y luego preguntar lo mismo a la siguiente persona. Esta vez fue distinto. Con cada uno surgían conversaciones interesantes, hubo tantos temas que tratar, tantas cosas que aprender.

Pasamos juntos una semana. Hemos sido un grupo, un cuerpo, un conjunto. Estuvimos en un lugar muy bonito con las mejores personas con las que se podía estar en aquel momento. Los debates en grupos, los juegos, las presentaciones de los países, todo eso mezclado con risas y bromas. Ha sido un programa intenso y activo, no nos podíamos imaginar que nos esperaba algo tan positivo cuando sin saber a dónde íbamos enviamos la solicitud de participación.

Hemos aprendido mucho durante una semana. No ha sido un aprendizaje teórico de libros, como suele pasar a menudo estudiando en las academias o universidades, ha sido un conocimiento personal, aprendido de las experiencias vividas de otras personas que vienen de otras culturas, un aspecto importantísimo para mí. Como concluimos en uno de los debates en grupo, la medalla de oro sólo se puede conseguir cuantos más diferentes puntos de vista se enfrentan y es importante ver lo que piensa y vive diariamente la gente que está lejos de ti.

Cruzarse con otras culturas significa refrescar tu visión del mundo, aprender algo nuevo, prestar lo bonito que puede tener otro.

Y eso hicimos. Nosotros tres pudimos conocer entre otras cosas qué hay más allá del centro de Europa, que antes era un vacío de información para nosotros y, sin embargo, resultó ser uno de los sitios más preciosos que hemos visto. A otros compañeros, en cambio, les hemos podido enseñar España más allá de sus estereotipos y para alguno, a lo mejor, el gran descubrimiento ha sido conocer los programas y los proyectos europeos que existen y las oportunidades que nos abren.

Ahora que todos estamos de vuelta, llevamos tres días comunicándonos por los medios virtuales y buscamos maneras de volver a vernos. Hemos vuelto con unas reservas de impresiones, emociones y energía y nos estamos moviendo para buscar nuevos proyectos, para ir conociendo otros países donde ahora tenemos amigos, para ir participando en nuevas actividades. Hemos arrancado del punto donde estábamos y nos hemos convertido en un mecanismo en acción. ¡Hasta la próxima parada de intercambios!¡Hasta nuevas aventuras y lugares por descubrir!

 

Javi, Cris y Sergio

Súperparticipantes del TC » PROJECTion: Boosting Competences of Young Leaders»

10-17 de enero de 2017, Viljandi (Estonia)